¿Qué ingredientes componen el olor de tu coche? Dos expertas en fragancias nos hablan sobre nuestro olfato, los materiales de nuestros coches y los cálidos días estivales.
Un café recién hecho dentro de un coche frío en una mañana de invierno, el olor distintivo de un vehículo nuevo, un popurrí de humedad y plástico en un viejo Volvo 240 que podrían haber conducido tus abuelos… Todos tenemos intensos recuerdos relacionados con los olores. Pero, ¿por qué huelen así los coches?
Hemos estado buscando una respuesta en nuestro Centro de materiales de Torslanda, Gotemburgo, Suecia. Aquí, Annelie Synnerdahl y Hanna Sundqvist, ambas ingenieras químicas, investigan todos los materiales que se utilizan en un vehículo Volvo. Y eso abarca todo, desde pequeños pedazos de tela hasta determinados accesorios, o incluso un coche en su conjunto. Estos elementos se calientan en cámaras avanzadas para que sus olores puedan recolectarse y analizarse.
«Nos aseguramos de que el aire que respiran nuestros clientes sea lo más limpio posible», afirma Hanna. «Exigimos mucho a nuestros proveedores y les planteamos requisitos cada vez más estrictos. No queremos ver ni siquiera trazas de determinadas sustancias, y otras las permitimos, pero con ciertas regulaciones».
Nos aseguramos de que el aire que respiran nuestros clientes sea lo más limpio posible.
En el Elefante Blanco,una de las tres cámaras que se utilizan para este trabajo, caben piezas más pequeñas como un volante, un asiento infantil o una alfombrilla. «Las condiciones en el interior de la cámara deberían reflejar el entorno de un coche». Annelie nos lo explica: «Imagínate un coche aparcado a pleno sol en un caluroso día de verano. Para replicar este entorno, realizamos pruebas a hasta 95 °C. A esa temperatura, los hidrocarburos más pesados se liberan y se recogen en una lámina, que se coloca sobre una placa de refrigeración para simular un parabrisas contra el viento frío».
Durante la prueba se suministra constantemente a la cámara aire limpio con el nivel de humedad controlado. Annelie acerca la nariz a la tubería, por donde sale el aire sobrante, y se puede evaluar el olor.
«Todos los materiales plásticos emiten sustancias químicas en pequeñas cantidades y la mayor parte de las sustancias tienen un olor determinado», afirma Annelie. «A menudo hablamos del umbral del olor, que es la concentración a la que una sustancia comienza a oler. Desafortunadamente, determinadas sustancias huelen bien aunque no son para nada saludables».

En otra de las cámaras cabe un Volvo completo. En esta estancia de acero inoxidable, iluminada con lámparas en el techo, todos los materiales del vehículo se prueban en conjunto.
«Antes, nos concentrábamos en comprobar los materiales y componentes por separado», afirma Hanna. «En la actualidad, gran parte de estas pruebas se realizan en laboratorios externos autorizados. Hoy en día, cada vez realizamos más pruebas en nuestra cámara. Si el resultado de las pruebas en la cámara no es satisfactorio, tenemos que avanzar en la cadena. ¿El problema estará en el laminado o en la tela? Es un trabajo detectivesco».
En otra estancia hay filas de botellas de cristal que contienen agua y un pedazo de material troquelado. Las botellas se calientan hasta los 40 °C durante 24 horas antes de que una nariz humana realice una cata.
«Nuestro jurado olfativo está compuesto por cuatro personas cada vez», explica Hanna. «No pueden ser fumadores ni llevar perfume, y deberían ser representativos de clientes normales. Durante la prueba, cada miembro da una nota según una escala. El olor no debería resultar demasiado molesto. Nuestro sentido del olfato es increíblemente sensible y puede detectar olores que no captan los instrumentos de medición».
La mayor parte de los materiales que llegan a Volvo Cars superan unas pruebas muy estrictas de nuestros proveedores antes de terminar en nuestros laboratorios. Constantemente se están desarrollando nuevos materiales debido a cuestiones medioambientales o tendencias de diseño. Estos nuevos materiales también deben ajustarse a nuestros estrictos estándares. Annelie nos dice que ha probado de todo, desde madera decorativa hasta plásticos reciclados del océano. No todos los materiales pasan la criba.
¿Y qué hay del desarrollo de nuevos aromas para nuestros coches? En 1952, Julius Sämann inventó el primer ambientador para coches, animado por un lechero de Nueva York, que padecía la peste a leche que emanaba de su furgoneta de reparto. El papel secante de Sämann evolucionó hasta convertirse en el ambientador para automóviles Wunderbaum. Hoy, muchas marcas de coches se esfuerzan por incorporar un aroma atractivo en sus vehículos.
«Añadir nuevas sustancias no es deseable desde el punto de vista de la salud, y no es algo que queramos en este momento», afirma Hanna. «El olor de un coche es el resultado de una combinación de todos los materiales que contiene, y debería ser lo más agradable posible. Sin embargo, crear un coche que no huela es una quimera. Los coches son productos complicados. Son tanto una sala de estar como un sistema de sonido y un vehículo.
«Tenemos un control estricto sobre toda la cadena y trabajamos con materiales sólidos que permanecen en el tiempo. Queremos que los clientes sientan esta calidad cuando se suban a su Volvo», concluye Hanna.